El estupor con el que se manejan las cifras de las elecciones regionales es general, aunque varíen las conclusiones según el lado de la polarización que las comente. El interés de la guarura es dejar abierto un conjunto de visiones que vamos recogiendo que sentimos sinceramente pueden ayudar a los pueblos y organizaciones de base a hacer su propio análisis. No son imparciales y pretendemos hablar de un lado que poca gente ve, el de los mesoneros de la fiesta, el de los que no fuimos invitados.
Podemos desgastarnos en debatir los señalamientos de fraude y pacto, sin embargo repetimos lo que dijimos después del 31 de julio: lo sucedido está y tiene unas consecuencias, de las mismas podemos inferir la naturaleza de lo que sucedió el 15 de octubre igual que el 31 de julio de este año y de sus consecuencias para nosotros.
Del 30 de diciembre han pasado unos meses y vamos aprendiendo lo siguiente:
Es excepcional o escasa la discusión en algún espacio popular sobre lo que sucede en la ANC instalada, no sabemos de ella sino por las declaraciones eventuales que los mismos voceros dan siempre y aunque hay algunos intentos sociales de debate, al ánimo popular nos llega hasta los límites que impone nuestro diario esfuerzo de supervivencia, no estamos muy interesados en la ANC y eso incluye a quienes entre nosotros la apoyaron.
Se están aprobando leyes y nuevos artículos, no se están discutiendo con nuestra organizaciones y dirigentes de base, se ve por televisión la aclamación de los que responsablemente hemos denominado clones creados por el poder para no intercambiar con los incomodos sujetos en lucha verdaderos. Estas aprobaciones solo profundizan sin ninguna disensión lo que ya el gobierno de Maduro viene impulsando, el Arco Minero del Orinoco por poner nuestro mas recurrente y doloroso ejemplo está ya más que ratificado.
No se conocen aún los datos específicos que produce esta elección, lo que sea que esté pasando con eso, seguro se perfeccionará en esta ocasión.
Del día 15 de octubre han pasado unas horas y no hemos aprendido mucho, sin embargo adelantemos pa que se prueben nuestras intuiciones que al menos son hijas de lo aprendido en estos años:
No fue un proceso para elegir nuevos gobernadores, es decir no fue un proceso democrático representativo, fue un proceso para avanzar en la legalización de un estado militar corporativo, no funcionó como dice un compañero, siquiera como un plebiscito, sino como una prueba del ánimo y la conformidad popular y de la funcionalidad de un nuevo modelo de gobernabilidad del viejo estado burocrático, que se está instalando que nada tiene que ver, sino que niega la comunalización de la sociedad de la que se habla y discursea.
Hace algunos años en una situación menos crítica que la de hoy acudimos a acompañar el No en el 1er referendum revocatorio de la historia electoral de Venezuela, dejamos a un lado las contradicciones que ya eran bastantes y se hacían conscientes en muchos de nosotros y la movida social y popular fue impresionante.
Creemos que el chavismo clientelar aprendió en este proceso que una parte de la movida subjetiva en un momento como este debe venir o al menos parecer venir desde abajo, para canalizar las diversidades y descontentos, Y es así que desde entonces hay quien haga ese trabajo. De nuestra experiencia de una campaña de base, surgió un «marketing salvaje» que se ha usado en varios comicios electorales incluido en del pasado 30 de julio y para esto se han creado varias franquicias.
Referimos esto porque todos nosotros nos hemos mantenido relacionados con las bases chavistas con no pocos haceres y afectos en común y ha habido lucha concreta que empujar juntos aun en contra de los gobiernos que los hermanos chavistas de base han apoyado.
Hoy, en una elección a las gobernaciones regionales bastante apuraditas donde no se desplegó ni el «marketing salvaje», con el aval de una oposición obviamente desmoralizada por el desenlace del 30 de julio y por las negociaciones de la cúpula opositora con el gobierno, y solo desplegando la maquinaria beneficiarista de las misiones, a coronado la victoria mas increíble y perfecta de los últimos años recuperando mas de millón y medio de votos a su favor que ni Hugo Chávez había podido remontar en vida.
Vimos una maquinaria electoral desplegada sin lugar a dudas, pero los seres humanos de carne y hueso de esa maquinaria son nuestros amigos y no vimos ni vemos en ellos la alegría de la victoria, tan sólo la certeza de esta. Lo grave de esta certeza está en un comentario que nos hizo un dirigente de base refiriéndose al candidato del PSUV en la región: » el hombre va a ganar, eso es seguro, eso está cuadrado». Días antes la preocupación de este compañero y la del varios miembros del PSUV en el barrio, buenas personas en su mayoría, era el enfrentamiento con las instancias superiores que en la estructura impiden que la bolsa CLAP de comida llegue al menos una vez al mes a la comunidad.
Ante este debate algunos dijimos: no sabemos nada de la cadena que produce la bolsa antes de llegar a nosotros, excepto por el sitio donde vamos con un camión a buscarlas y las etiquetas de las empaquetadoras de origen, que varían según la época, y si el peo no es egoísmo o factura política sino que no hay comida pa nosotros por alguna vaina que sucede mas arriba fuera de nuestro control?. ¡No controlamos casi nada, excepto el privilegio de no pelearnos por culpa de ellos!.
Damos testimonio de que, al menos en nuestra comunidad, la búsqueda del voto fue empujada no por el ánimo de victoria, sino por rendir en la maquinaria y demostrar localmente que merecemos ser atendidos como comunidad con comida y misiones.
De un modo muy doloroso y triste, estos dirigentes de base pseuvista al trabajar en la máquina electoral, sin esperanzas de ascender en la estructura clientelar, trabajaban para nosotros, para nuestra hambre y nuestra necesidad. Sin embargo no creemos que nuestra hambre sea la garantía del rendimiento electoral demostrado por el chavismo, necesitaron de mucho más, y si bien es un debate sin salida en el marco de la polarización, con el tiempo aprenderemos que pasó cómo hemos aprendido otras cosas.
Otro votante me dijo: «voy a votar para que la bolsa llegue», otro hermano me dijo, «no conseguí efectivo pa los pasajes a mi pueblo donde voto, espero que eso no sea un problema porque mi mujer me dice que puedo perjudicarla por lo de las madres de barrio».
Ahí estaba la máquina desplegada, y había promesas de beneficios nuevos si ganaban la gobernación. Pero alegría y pertenencia, no la sentimos. Lo arrecho es que políticamente los resultados de entonces y ahora son equivalentes.
Sobre quienes somos Venezuela y quienes no somos
Hace una semana Maduro declaraba en una cadena: «Todos los movimientos sociales deben integrarse al Movimiento Somos Venezuela», que es una especie de alcabala para acceder a los beneficios gubernamentales, no sabemos cómo, a través del «carnet de la patria». Por nuestro rancho pasaron unas vecinas con las planillas a censarnos en ese movimiento, nos quieren y consideran mucho, y al ver nuestra neverita tan jodida, insistieron en poner que nos hacía falta una nevera nueva. Por supuesto echamos vaina de que “luego el peo es llenarla”.
En los 2 meses posteriores a las elecciones de la ANC escuchamos constantemente a la gente preguntándose: ¿ya chequeaste si te llegó tal beneficio?, depositaron 300 en tu cuenta si sacaste la tarjeta tal. “Todo ahora se canaliza por Somos Venezuela, así que pendiente del censo”, en un cola del Banco de Venezuela se presento una empleada del banco y dijo: «los que van a chequear el carnet de la patria». No sabemos si la escala y la permanencia de estas «ayudas» sean mas que cuyunturales, pero discutimos a quien quiera presentar esto como un subsidio para combatir la «guerra económica» que estamos ante un mecanismo de control social basado en nuestra precariedad y supervivencia.
Por la fuerza se nos ha impuesto un avanzado modelo de control de la población para una economía extractivista de enclave dirigida por los propios wachimanes, nunca como antes somos una capitanía general petrolera en este modelo creemos, la represión va a escalarse rapidamente para garantizar uniformidades, y el crimen organizado se va a confundir descaradamente con el terrorismo represivo de estado.
Hace algún tiempo un hermano muy querido y peleador formidable: El Toto Ferrer nos dijo la frase que marca el camino de la verdadera resistencia de este tiempo: «en mi hambre mando yo». Ante la destrucción sistemática de todas las ilusiones de soberanía que llegamos a aceptar en el pesado, proponemos luchar por una soberanía a escala de nuestro reconocimiento y fuerza, una soberanía en lucha, una soberanía del Nosotros.