Por: Carlos J. Acosta

Vale la pena seguir escribiendo? Esta es una pregunta que viene en forma recurrente en los últimos meses. Escribir para qué o para quién? En un mundo global caracterizado por el dominio del capital y sus transnacionales financieras como nunca en la historia, y en un mundo local personificado por lo que Gramsci llamó atinadamente Cesarismo Democrático, será trascendente sentarse ante una computadora.
Con estas ideas ocupando mi mente observaba como una vez más estaba en proceso la Guerra de Cuarta Generación, en este caso cebada en la querida Libia y su proceso de transformaciones. Se daba en la práctica, para orgullo de los betancouristas, la política de disparen primero y averigüen después.

Los medios de comunicación hablaban del tirano que masacraba a un pueblo, sin mostrar una sola imagen que lo certificara. Para nada se mostraban las grandes manifestaciones a favor del Guía, sólo Telesur tímidamente permitía verlas, aunque en muchas oportunidades esta televisora también sirvió como brazo informativo de las grandes cadenas.
Y sucedió lo previsto Muammar El Gadhafi fue detenido, escupido, abofeteado, golpeado, pateado, empalado, acuchillado y finalmente asesinado antes de arrastrar su cuerpo por las calles, en un episodio que deja pequeño el martirio que muchos dicen sufrió Jesús de Nazareth.

Sobre esto y sobre lo que pasará en Libia ya se ha escrito mucho y seguramente se escribirá mucho más, así que eso lo dejo a los expertos analistas políticos. Lo que me motiva a volver a escribir es el ser humano que acaba de entregar su vida por una lucha en la cual creyó.

No me interesa discutir si se cometieron errores en estos últimos 42 años, seguramente si, como tampoco tengo autoridad moral para discutir desde la comodidad de un computador si el Che se equivocó al ir a Bolivia. Lo que no me cabe duda es que Gadhafi vivió y murió fiel a sus creencias, sin ceder en su lema de primero muerto antes que aceptar el nuevo colonialismo.

El pueblo libio ya no contará con la presencia física del Guía, pero deja como gran legado El Libro Verde, que en mi opinión es la obra literaria más completa sobre cómo construir El Autogobierno Comunitario.
Luego, si se llevó a la práctica o no es otro asunto, pero desde acá me pregunto: Es acaso posible la construcción de un sistema socialista en un sólo país que de paso es rico en recursos naturales? Se trataba de una tarea fácil mantenerse abiertamente apoyando a los movimientos revolucionarios del mundo después de la caída de la Unión Soviética? Se equivocó Gadhafi al alejarse del poder e intentar que el pueblo decidiese su camino? No se trata precisamente de eso cuando hablamos de Poder Popular?

Si en algo creo que se equivocaron los libios fue en dejar en manos de burócratas diplomáticos la difusión y discusión de El Libro Verde, permitiendo que el fascismo internacional lo atacara con mentiras como las que aseguran que en esa obra se agrede abiertamente a la mujer en su naturaleza, cuando es todo lo contrario y en la práctica se pudo observar como la mujer contó con la oportunidad de participar activamente en todo el proceso de construir un país diferente.
En septiembre de 2009, con motivo de su visita a la Isla de Margarita escribí un artículo titulado Gadhafi y 30 más, porque fue la impresión que me quedó luego de observar de cerca a este ser de andar y hablar calmado y el magnetismo que transmitía, haciendo ver a los demás incluyendo al propio Chávez, como meras sombras que deambulaban a su alrededor. Y decía en ese momento que la palabra coronel sólo tenía sentido cuando iba acompañada del nombre de Gadhafi.

Y es que en estos 42 años, no se hicieron ejercicios de patrioterismo en Libia, ni se vieron rimbombantes desfiles Mussolinianos, ni himnos hasta en la sopa como vemos por estos lares, sino que se privilegió como política exterior el Panafricanismo y el Panarabismo y en lo interno una sociedad alejada de la representatividad o como la llamaba Gadhafi, la dictadura del parlamento.
Visión bien alejada de los socialrevolucionarios diría Lenin, que hablan todo el día de socialismo pero sueñan con ser alcaldes o aunque sea concejales. “Porque hermano hay que ocupar todos los espacios”. En verdad, si este no fuese un artículo serio no dudaría en llamarlos comemierda, pero me abstengo en respeto a la moral y a las buenas costumbres.
Ahora al ver las últimas imágenes de la vida de este luchador anticolonialista, me sigue impresionando su entereza ante sus verdugos, sin arrodillarse nunca, sin pedir clemencia, sin dejarse humillar. El hombre que planteó otra manera de gobernar lejos del capitalismo, pero igual de lejos del dogma soviético, renunció a pasar sus últimos años en un prometido exilio dorado, legando a su pueblo un ejemplo de entereza al convertirse en un símbolo de la total correspondencia de lo que se dice y lo que se hace.

A partir de este momento, toca al pueblo libio asumir la resistencia de una larga lucha que no dudamos vendrá, porque la revolución verde nunca se planteó consignas como “Ghadafi es el pueblo” o “Con Ghadafi todo, sin Gadhafi nada”.
Por lo que a mí respecta Muammar El Gadhafi permanecerá en el recuerdo como un kamarada que ejerció la ética revolucionaria, que vivió y murió en su ley tal como lo hicieron Gramsci, el Che y pocos más.

EL GRITO SIGUE SIENDO EL MISMO: HASTA LA VICTORIA SIEMPRE… VENCEREMOS

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