originariosRechazamos las tres muertes de la jornada que acaba de terminar (Paola Ramirez en San Cristobal, Carlos José Moreno en Caracas y el funcionario de la GNB Neomar Barrios en San Antonio de Los Altos)  y pedimos al Ministerio Público, en provecho de su inesperada independencia y de la justicia que haga una investigación transparente y de verdadero conocimiento público de los tres asesinatos.

Rechazamos el ataque de manifestantes a la sede y los trabajadores de la organización Fundalatin en El Rosal, Caracas y a las autoridades garantizar la seguridad de esta sede en un esquema que permita restablecer la tolerancia y el respeto a las organizaciones que se dedican a los DDHH en Venezuela. La criminalización que desde la polarización del poder se hace contra estas es penoso e inaugura escenarios de violencia inimaginables en Venezuela.

Rechazamos las relaciones dominantes basadas en el señorío del crimen, la impunidad, la corrupción y el autoritarismo de TODO el poder contra los pueblos.

Un poder que no respeta sus propias reglas está desnudo y de esta desnudez no se salvan tampoco los aspirantes sustitutos que esperan su turno. En esta fiesta y en este reparto los indígenas y campesinos, los pobres de las ciudades y los trabajadores no estamos invitados excepto para poner la sangre que justifique la razón colonial del que gane.

Las salidas que pueden forjarse ajenas a las democráticas en Venezuela, en beneficio de uno u otro lado de la contienda por el poder, son una reproducción de escenarios ya ensayados convenientes a los buitres transnacionales que quieren ponerle las manos de forma plena a los recursos naturales y energéticos que hay en nuestros territorios.

Este gobierno negocia su estabilidad con la energía cómo moneda mientras nos habla de una soberanía que no defiende y pisotea claramente nuestras soberanías territoriales, ¿con que moneda negocian las élites opositoras su ascenso al poder rentista?. Nadie, sabemos, negocia desde las aspiraciones y los derechos de los pueblos.

No hay en Venezuela, como consecuencia del desmantelamiento de la voluntad política de cambio que encarno en las mayorías populares en el pasado reciente, un escenario de confrontación donde puedan jugar un papel determinante los pueblos y sus aspiraciones.

Todos los escenarios de salida hoy transcurren en conspiraciones palaciegas, de élites y bajo la influencia de intereses corporativos foráneos. Si la opción no es al menos democrática, cualquier cambio sucederá con seguridad en contra de los intereses de la mayorías que ya hoy viven la peor parte de la crisis y reúnen el mayor y verdadero descontento.

Los pueblos indígenas y campesinos, historicamente enfrentados a la consecuencia genocida de todos los gobiernos blancos criollos de esta Capitanía General Petrolera, inicialmente apostamos a una posibilidad de cambio que ofrecía reivindicaciones fundamentales desde el proceso constituyente de 1999. Pero fuimos traicionados y criminalizados cuando nos atrevimos a hablar con vos propia, por los dos últimos gobiernos. Los saldos en muertos y desaparecidos sin justicia alguna hablan por si solos. Prueba de esto es el saqueo llamado Arco Minero del Orinoco y el etnocidio naturalizado que por la fuerza ejecutan en Perijá y La Guajira.

No esperamos sin duda, que las opciones que se vienen, cumplan con algo a los que no se han comprometido las cúpulas aspirantes. Por eso nos toca el duro camino de rehacernos y construir nuestra autonomía comunaria convencidos de que este camino que anuncia nuestra cosmovivencia es la alternativa de justicia y dignidad para todos los pueblos del continente.

Rechazamos las convocatorias de ambos lados de la polarización porque nos han demostrado que para lo que buscan no nos necesitan como hombres y mujeres sino como fuerza y recurso.

Lo que nos ha pasado le pasó a todo el conjunto de fuerzas sociales que emergieron en favor de un destino distinto en estas tierras por vía de la alianza indigna con el viejo poder rentista y clientelar, vestido de amistades y afinidades que nos afectó a todos, incluso a los que hicimos la diferencia manteniendo las banderas de lucha por la tierra, los territorios y la dignidad de nuestros pueblos a un alto costo de vidas y dolores.

En Wainjirawa y en LaGuarura.Net.Ve somos tejido de esas banderas que se mantuvieron y somos dolientes supervivientes de ese dolor y esa sangre. En nombre de ese dolor ancestral hablamos a las organizaciones y comunidades campesinas, originarias y de nuestros hermanos de los barrios populares de las ciudades, caminemos sin vacilaciones un camino propio y definitivo que se distinga del reparto de los despojos y de nuestras propias tierras con los que se va ha negociar y resolver el pleito de los poderosos y sus dueños.

Para lograrlo no secundamos las convocatorias buenas o mal intencionadas que nos piden sumarnos a la movilización popular, no podemos sumarnos a un tiempo y menos a un plan que no hagamos desde un nosotros que hoy está negado. No queremos un lugarcito en la nueva república ya que no tuvimos lugar en ninguna de las anteriores le queremos dedicar nuestra ahora débiles energías a las metas propias.

Proponemos iniciar un diálogo que antes hemos nombrado de Nosotros con Nosotros mismos cómo punto de partida para rehacernos y reconocernos, este diálogo no coincide con los llamados a movilización porque es un muy otro tiempo para que nuestra propia Política muy Otra ocupe su lugar sin pedir un lugar en el reparto colonial en el que solo somos piezas de vitrina.

la Patria que negocian no es ninguna de las nuestras, pero fue fundada en la negación y el exterminio de nuestros pueblos.

El camino es el de las comunidades

El camino es el que enseñó Sabino.
Territorios, Autonomía y Dignidad

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