64278_368053716625978_2047614204_nPor Emilio Farrera

La situación económica que vive el país, no es casual ni es producto de la evolución histórica de nuestra economía, vista de manera simple. Este escenario es el producto diseñado, organizado y aplicado por los grandes centros del poder capitalista, llámese EEUU, Israel y Unión Europea en concordancia con la burguesía nacional, que actúa como ancla operadora del capital transnacional imperial, como tontos útiles, al no entender que ellos forman parte de las contradicciones presentes en el desarrollo del capital, lo que los llevará a desaparecer absorbidos en la vorágine por el control de los recursos del planeta, cada vez más escasos y codiciados por los peces grandes de la corporación. Esta burguesía sin más perspectivas que la ganancia rápida, no se siente parte del país y se trasnocha por codearse con quien será su verdugo, eso la hace apátrida y traidora; contraria a sus propios intereses.

Nuestra realidad económica actual, esta condicionada por un plan macabro del gran capital, basado en el uso de métodos terroristas ya ensayados con cierto éxito en otras naciones y empleados hoy a gran escala en todo el planeta;  se trata de la aplicación de lo que han llamado la “Doctrina del Shock”, que no es más que la generación artificial de altos niveles de crisis que obliguen a la aceptación de políticas de control en beneficio de las grandes corporaciones mundiales.

Nos dice la periodista Canadiense Naomi Klain en su libro “La Doctrina del Shock: el auge del capitalismo del desastre” que “Se produce una crisis, se extiende el pánico y los ideólogos llenan la brecha reorganizando rápidamente las sociedades en interés de los grandes entes corporativos”.  Vemos la aplicación de esta doctrina en el desabastecimiento programado de productos de primera necesidad, en el manejo especulativo comercial que encarece de manera artificial todos los artículos de consumo, y en la especulación financiera en el mercado paralelo con el dólar y el euro. Esta realidad programada pretende quebrar la economía nacional y llevar al pánico y frustración a la población, para obligarla a un enfrentamiento con el gobierno, y al gobierno ponerlo en altos niveles de debilidad política que obligue a su renuncia o a una negociación en condiciones desfavorable, un vestigio de lo que decimos lo vimos en las reuniones que se dieron entre el gobierno y los sectores de la burguesía que controlan la producción de rubros de primera necesidad; estas reuniones no lograron impedir la continuidad del plan prestablecido por la burguesía y lo que se logró fue un avance de ésta al obligar al gobierno a aceptar y oficializar un nuevo aumento de precios en los productos, con las consecuencias que esto produce en la población, cambiaron desabastecimiento por aumento de precios, lo que lleva a una especie de oficialización del shock.

“Milton Friedman, en su texto de introducción a la edición de 1982 de su libro “Capitalismo y libertad”, articuló sucintamente esta estrategia: “Sólo una crisis, real o supuesta, produce un cambio real. Cuando esta crisis se produce, las acciones que se adopten dependerán de las ideas predominantes. He ahí, creo, nuestra función básica: desarrollar alternativas a las políticas existentes, y mantenerlas vivas y disponibles hasta que lo políticamente imposible se convierta en políticamente inevitable.” (El capitalismo del desastre y la doctrina del shock. Releyendo a Naomi Klein. Artículo publicado en Rebelión por Augusto Lapp Murga). Vemos en este párrafo la explicación de la terapia de shock que hoy están aplicando en Venezuela.

Mas adelante en el mismo artículo de Lapp Murga, nos encontramos: “Según Klain, la doctrina del choque, como todas las doctrinas, es una filosofía de poder. Es una filosofía sobre cómo lograr sus propios objetivos políticos y económicos. Y es una filosofía que sostiene que la mejor manera, la mejor oportunidad, para imponer ideas radicales de libre-mercado es en el período subsiguiente después de un gran choque. Ahora bien, ese choque podría ser una catástrofe económica. Podría ser un desastre natural. Podría ser un ataque terrorista. Podría ser una guerra. Pero la idea es que esas crisis, esos desastres, esos choques ablandan a sociedades enteras. Las dislocan. La gente se desorienta. Y se abre una ventana, exactamente como la ventana en la cámara de interrogatorio. Y en esa ventana, se puede introducir lo que los economistas llaman la “terapia de choque económico.” Es una especie de extrema cirugía de países enteros. Es todo de una vez. No es, sabe, una reforma por aquí, otra reforma por allá, sino el tipo de cambio radical que vimos en Rusia en los años noventa, que Paul Bremer trató de imponer en Iraq después de la invasión. De modo que eso es la doctrina del choque”.

Lo importante es tener claro que si la crisis económica artificial del país está programada desde los grandes centros del poder y aplicadas por esta burguesía apátrida, no podemos pretender que la solución esté en la negociación con estos mismos sectores, sino en la conformación acelerada de nuevas estructuras económicas alternativas socialistas que permitan enfrentarlas, si queremos superar esta crisis, el gobierno está obligado a fortalecer el músculo económico de la población organizada, conformando con ella una estructura de producción y distribución capaz de confrontar estos planes desestabilizadores. Como vemos, el problema económico es un problema político y sólo con compromiso revolucionario  militante y armado de planes podremos salir victoriosos de esta guerra de cuarta generación.

Pero no se pueden crear estructuras económicas alternativas a las del capitalismo, sin dotar de nuevas lógicas a la población y a los actores socio-políticos responsables de desarrollar este plan alternativo, y esto pasa por conformar a su vez una fuerte columna de difusión, propaganda y de formación permanente militante.

 

 

Un comentario en «Venezuela bajo terapia de choque económico imperial»

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