Aana Caona Emiliana
Nada ocurre en nuestros territorios sin que las coordilleras, el aire y los ríos que nos enlazan impávidos ante tantos puntos y rayas que se trazan en los mapas y que se convierten en fronteras militares y patrioteras, tiemblen y repliquen el efecto análogo de fenómenos sociales que se desencadenan a lo largo y ancho de todos nuestros territorios.
Un cuerpo geológico y ambiental, herido de muerte hace más de quinientos veinte años, aún conserva la memoria de nuestros ancestros, acorralada en pueblos originarios que aún resisten ante el exterminio sistemático, la exclusión y lo vejámenes a los que son sometidos los integrantes de sus dolorosas etnias.
Mientras nosotros en Venezuela, en pleno siglo XXI vemos sangrar al pueblo yukpa y padecer en miseria a muchos de nuestros pueblos originarios en un período que nos ufanamos de llamar revolucionario, porque incorporamos sus derechos en un capítulo de la constitución nacional, y en consecuencia, los consideramos «incluidos»; desde otros puntos de Nuestra América originaria, se alzan miles de gritos de justicia, clamores indígenas que dejan insensibles, no sólo a los victimarios enquistados en el poder o en las clases financieras dominantes, sino a la mayor parte de la población mestiza que habita nuestros territorios nuestramericanos.
Los mestizos, los descendientes de colonizadores, de indígenas y de negros, nos hicimos cómplices con nuestro silencio del nuevo proceso de exterminio de nuestras etnias originarias. En ocasiones y para distraer la conciencia, practicamos la solidaridad internacional digital con el resto de los pueblos originarios. Resulta más cómoda y trae menos inconvenientes desagradables. De allí que de vez en cuando alzamos banderas por el pueblo mapuche (los mapuches que habitan territorios chilenos y que sufren vejámenes del Estado derechista, porque nada decimos del maltrato que la inefable y bella señora que generosamente nos regaló la virgen de Luján como consuelo, infringe a los pueblos originarios de esas tierras argentinas) y desempolvamos en alguna que otra marcha la wiphala para sentirnos hermanados con todos los pueblos del ALBA, aunque sepamos que en estos nuevos planes de ser potencia, los pactos vienen rubricados por la IIRSA (Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Sudamericana), que no es otra cosa que la cara oculta del mismo ALCA que nunca se ha ido ni fue vencido por Comandante alguno.
Definitivamente, nos venció la Malinche. Nos venció el espejismo del desarrollo. Ese que cree que es progreso succionar indiscriminadamente la tierra para el progreso y en desmedro del ambiente, ese que concibe y construye redes de transporte, puertos de aguas profundas, energía y comunicaciones para dejar la tierra reseca y sin vida, e ir a nutrir nuevos imperios, además del gringo, mientras el ciudadano promedio y el pobre siguen mascullando su misma miseria, pero ahora agravada por el despojo, la enajenación y el envenenamiento del ambiente en el cual vive.
Por todo esto, los sucesos que actualmente ocurren en Brasil nos llevan también a reflexionar sobre lo que este Estado ha venido haciendo con sus pueblos originarios.
Desde Brasil nos reportan que el año 2012 fue uno de los peores años para los pueblos originarios que viven en ese inmenso territorio que abraza un modelo desarrollista, el cual ha sido considerado como modelo a seguir por el resto de las naciones dizque gobernadas por presidentes «progresistas». (¡Hasta Capriles Radonski, el candidato (también Eterno) de la derecha venezolana declaró su admiración al modelo de desarrollo del Gigante de América Latina!)
Reproducimos textualmente el informe de José Manuel Rambla, y de seguido, un reporte de Karina González Palominos y Alexis Papazian en el cual les invitamos a conocer la actual situación que viven los pueblos originarios de Argentina.
¡Viva Sabino Romero Izarra en cada uno de sus hermanos yukpa y en todos los guatías que abrazamos su lucha como nuestra! ¡Que viva Sabino en nosotros, para que dejemos de actuar desde nuestra herencia colonizadora europea y aculturizadora, y nos convirtamos en parte vital y activa de la memoria de nuestros ancestros!
¡Sabino vive! ¡La lucha sigue!
LA AGONÍA DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS, FUERA DE LA AGENDA REIVINDICATIVA DE BRASIL.
Por José Manuel Rambla
Miércoles 03 de julio de 2013 Brasil está en las noticias. Pero no todo Brasil. Los pueblos originarios vivieron en 2012 uno de los peores años, con asesinatos, despojo territorial y suicidios en lo que se considera ya «un genocidio silencioso». El informe que desgranamos en esta nota es la geografía del olvido y el racismo.
La ola de protestas que en las últimas semanas está extendiéndose por todo Brasil ha puesto de manifiesto las profundas contradicciones que alberga un modelo desarrollista presentando como modélico. Son las caras de esas otros realidades omitidas por los grandes medios de comunicación. Realidades especialmente olvidadas como las que sufren los pueblos indígenas, marcados por la desvertebración social y cultural y una violencia que no deja de aumentar, como pone de manifiesto el Conselho Indigenista Missionário (CIMI) en su último informe anual. Y es que, según esta ONG vinculada a la iglesia católica, el número de casos de violencia contra las comunidades indígenas se incrementó un 237% durante 2012.
En total, según la documentación reunida por el CIMI, el pasado año se contabilizaron 1.276 casos de violencia contra las personas, en el que se incluyen desde homicidios a amenazas, pasando por agresiones, actos de racismo o violencia sexual. Sin embargo, los números reales todavía podrían ser más elevados, como en ocasiones ponen de manifiesto entidades oficiales como el Ministerio de Salud.
Sesenta de estos casos fueron asesinatos, lo que supone la contabilización de 9 víctimas más que el año anterior. De los asesinatos registrados por el CIMI, 37 se registraron en el estado de Mato Grosso do Sul, una cifra que puede estar incluso por debajo de la realidad ya que los datos del Ministerio de Salud la elevan a 43. En total, la ONG ha contabilizado 563 indígenas asesinados durante la última década, más de la mitad de ellos (317) en Mato Grosso do Sul, el estado donde los pueblos indígenas se encuentran en una situación más difícil.
Quince de los asesinatos contabilizados estuvieron motivados por peleas, en la mayoría de casos, acompañadas por abuso de alcohol, lo que evidencia el fenómeno de desestructuración social que afecta a las comunidades indígenas. Sin embargo, en al menos tres casos la causa del crimen estuvo ligada al control de la tierra. Así, dos pistoleros ejecutaron en el municipio de Grajaú (Maranhão) a Francisco da Conceição Souza, indígena Guajajara que venía denunciando la invasión de la Tierra Indígena Bacurizinho por parte de madereras ilegales y narcotraficantes. También el control de la tierra está detrás de la muerte de João Oliveira da Silva que venía sufriendo ya amenazas de muerte por parte de los invasores de las tierras de los Kaxarari en la localidad de Lábrea en Rondonia, o de dos indígenas Potiguara asesinado por un sicario después de que varios caciques prohibieran arrendar tierras para plantar caña de azúcar.
Entre los casos registrados el pasado año, sin duda el que más repercusión tuvo fue la intervención de 400 agentes de policía y la Guardia Nacional que entraron a la fuerza en el municipio del puebloMunduruku de Jacareacanga, en la frontera entre los estados de Mato Grosso do Sul y Pará. La operación, justificada por la supuesta minería ilegal de oro en la región, desencadenó un enfrentamiento entre agentes e indios que se saldó con tres indígenas tiroteados, uno de los cuales, Edelnilson Krixi, murió.
Además de estos sucesos, se registraron otras 23 tentativas de asesinato, entre los que se encuentran los ataques realizados por pistoleros contra campamentos Guarani-Kaiowa, en Mato Grosso do Sul, o sobre tierras reocupadas por los Pataxó-Hã-Hã-Hãe en Bahia. Igualmente se registraron 21 homicidos, en su mayoría por atropellamientos en los que los conductores se dieron a la fuga que, en algunos casos, podrían esconder asesinatos enmascarados, según algunos testimonios.
A todas estas agresiones, el CIMI también suma otro tipo de violencia, la originada por la omisión en la actuación por parte de los poderes públicos. En este sentido, resultan paradigmáticas las deficiencias en los servicios de asistencia sanitaria a las poblaciones indígenas. La ONG ha contabilizado 86 incidencias de esta categoría durante el pasado año, afectando en conjunto a una población de 80.496 personas. En al menos siete casos, la víctima falleció por culpa de esa desatención. Ante esta situación, en marzo del pasado año unos 1.400 trabajadores convocados por el Sindicato de Trabajadores en Áreas Indígenas realizaron paros como protesta por la reducción de un 30% de los equipos de atención sanitaria para la población indígena, que incidió en los servicios sanitarios de uno 56.000 indios. Paradójicamente, como destaca el CIMI, durante 2012 el gobierno federal solo ejecutó el 8,7% de su ya de por sí exiguo presupuesto de 26,6 millones de reales (8,5 millones de euros) dedicado a las unidades de salud para los pueblos indígenas.
La desatención, sumada a la desestructuración que sufren las sociedades indígenas, la violencia y el alcoholismo se plasma igualmente en un fenómeno que afecta dramáticamente a los pueblos originarios brasileños: la elevada tasa de suicidios. En total, el CIMI contabilizó durante 2012 23 casos de suicidio, de ellos 9 ocurrieron en las comunidades Guarani-Kaiowá asentadas en el estado de Mato Grosso do Sul. Una cifra que, según la propia ONG, está muy por debajo de la realidad ya que según las cifras del Ministerio de Salud, solo entre los Guarani-Kaiowá de aquel estado se habrían registrado 56 suicidios durante el pasado año. De hecho, las mismas fuentes oficiales han contabilizado el suicidio de 611 miembros de esta comunidad se han quitado la vida desde el año 2000, un dato que lleva al CIMI a calificar de “genocidio silencioso” la situación que se vive en Mato Grosso do Sul.
En gran medida, buena parte de esta violencia sufrida por las poblaciones indígenas brasileñas tienen como telón de fondo la dura pugna por el control de la tierra que registra un país que ha hecho de la expansión del agronegocio y de la proliferación de infraestructuras hidroeléctricas una de las claves de su crecimiento. Un modelo que, como destaca el secretario ejecutivo del CIMI, Cleber Buzatto, entre en colisión con la realidad indígena. “La vida de los pueblos indígenas está vinculada a la tierra. Es en su tierra ancestral donde ‘el indio es’. El gobierno federal tiene que saldar urgentemente esta deuda histórica con los pueblos indígenas. Esa es la única forma de propiciar las condiciones fundamentales para la sobrevivencia física y cultural de esos pueblos”, subraya Buzatto.
Sin embargo, esa deuda histórica dista mucho de ser saldada. No en vano, según denuncia el CIMI, el gobierno de Dilma Rousseff es el que menos tierras indígenas ha homologado desde la restauración de la democracia en 1985. Así de las 1.045 tierras indígenas contabilizadas por la ONG, solo el 34% estaban plenamente regularizadas desde 1990 hasta finales de 2012. De todas ellas, en 339 casos ni siquiera se ha iniciado la tramitación para normalizar el reconocimiento. Por el contrario, la presión del agronegocio y del lobby ruralista en el Congreso ha hecho que el pasado año solo se hayan regularizado siete territorios, lo que significa que de seguir a este ritmo el Estado brasileño tardará más de un siglo en entregar a las comunidades indígenas sus propias tierras.
Y a ello se une un agravante la fuerte presión que los territorios indígenas sufren por parte de fazendeiros, explotaciones mineras y madereras ilegales, o infraestructuras hidroeléctricas. Según el CIMI, todo esto provocó durante el pasado año al menos 9 conflictos en territorios de los pueblos Tapeba, Myky, Bororo, Guarani-Kaiowá, Ororobá, Kadiwéu, Amanaye y Turamã. Además se registraron 62 invasiones de territorios, un 47% más casos que en 2011. Toda esta presión es espacialmente sensible para los pueblos indígenas aislados que ven por este motivo seriamente amenazada su propia sobrevivencia. Es el caso de los Awá Guajá de Maranhó, las comunidades aisladas del Alto Rio Envira, del Valle de Javari, los impactados por el Complejo Hidroeléctrico y la Reserva de Bom Futuro, o las comunidades afectadas en las cuencas de los ríos Xingu y Tapajós por proyectos como la macropresa de Belo Monte.
Todos estos casos, reunidos por el CIMI en su informe, dibujan la geografía de un olvido, el mapa de una injusticia secular que el Estado brasileño afronta, en el mejor de los casos, con indisimulada pereza. Y tal vez, lo que todavía es más preocupante, con la indiferencia cómplice de una opinión pública nacional e internacional, reconfortada con el silencio de los grandes medios de comunicación.
Historia de un conflicto actual
LA COMUNIDAD MAPUCHE TUWUN KUPALMEO MALIQUEO Y SU DERECHO A SER RECONOCIDOS.
Por: Karinna González Palominos (Antropóloga)/Alexis Papazian (Historiador)
Buenos Aires, 1° de Julio de 2013
La comunidad Mapuche Tuwun Kupalmeo Maliqueo desde el lunes 24 de Junio y hasta el día de la fecha mantiene una ocupación pacífica en las oficinas del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI). Exigen el reconocimiento por parte del Estado a través de la Personería Jurídica que les corresponde por derecho.
Esta comunidad se constituyó internamente en el año 2006. La historia de las familias que la compone, como tantas otras, posee una existencia previa y vinculada con las historias de despojo y exterminio sufrido por el Pueblo Mapuche desde fines del siglo XIX.
La comunidad está ubicada entre la zona centro (Departamento de Zapala) y la región cordillerana (Departamento de Aluminé) de la provincia de Neuquén. Esta región se caracteriza por el modo de vida trashumante de sus habitantes rurales, el cual constituye una forma productiva particular relacionada con la actividad ganadera. En el caso de las familias de la comunidad Tuwun Kupalmeo Maliqueo, la distancia entre el territorio de invernada y el de veranada es de casi 150 km entre uno u otro.[1] La invernada está situada en el paraje “Santo Domingo Abajo”, localidad de Ramón Castro a 6 Km de la ciudad de Zapala, perteneciente al Departamento del mismo nombre. La veranada se ubica en el paraje “Paso del Arco” a 8 Km de Villa Pehuenia.
La comunidad se organizó como tal, luego de escindirse, de manera consensuada y con apoyo, de la comunidad Wiñoy Folil, de la que formaban parte con anterioridad. La decisión de tal acción respondió a la necesidad de defender y proteger su territorio de veranada, amenazado por el avance sistemático de los alambrados y luego de un violento desalojo. A partir de esta decisión la Comunidad comenzó a “tramitar”el reconocimiento del Estado nacional, pues la provincia hace alrededor de 15 años no reconoce comunidades constituidas, razón por la cual éstas pueden obtener reconocimiento a partir de su inscripción en el Registro Nacional de Comunidades indígenas (ReNaCI)[2]. Así lo han hecho más de una treintena de comunidades mapuche hasta la fecha en la provincia de Neuquén.
A partir de la tramitación de su personería jurídica, quienes escribimos esta nota fuimos convocados como investigadores, por la comunidad para la elaboración de un informe histórico y antropológico, justamente para ser presentado ante el INAI, como evidencia de la legitimidad de su demanda de reconocimiento. En otro contexto, esta comunidad (como tantas otras) enfrentó en el año 2008 y 2009 procesos de desalojos en su territorio de veranada, así como la judicialización de sus integrantes, para lo cual también aportamos en la causa judicial con argumentos respecto a la pertenencia y las trayectorias históricas de la comunidad sobre su territorio[3].
La investigación realizada durante el periodo 2008-2010 sobre la comunidad Mapuche Tuwun Kupalmeo Maliqueo, dio cuenta de la particular construcción de territorialidad cuando se da en el ámbito de la trashumancia, debido a la percepción de unidad y de simultaneidad espacio-temporal del territorio habitado. Esto es porque no sólo se dirigen a un lugar determinado a fin de resolver necesidades productivas y reproductivas, sino que circulan en un territorio señalizado simbólicamente y constituido históricamente. Es esta particularidad territorial es la que se enfrenta a los procesos de localización “fijada” e impuesta por el Estado nacional y/o provincial a través de la entrega o venta de tierras a privados.
El conflicto que hoy atraviesa la Comunidad Mapuche TuwunKupalmeoMaliqueo (al igual que muchas otras comunidades) es parte de la pugna entre el reconocimiento estatal de los Pueblos Originarios, su autodeterminación y el acceso a territorios aptos y suficientes (Ley 23312 promulgada en 1985, Ley 26160 promulgada en 2006; Convenio 169 de la OIT, ratificado por Argentina en el año 2000 a través de la Ley 24.071), y las formas jurídicas hegemónicas sobre la propiedad de la tierra (privada o fiscal).
Ahora bien, tras muchos años de peticiones fundadas y trámites realizados, la Comunidad continúa sin obtener la Personería. El Estado (nacional y provincial) niega cumplir el Derecho legal que los asiste.
Hasta aquí el marco general del reclamo. Nos gustaría referirnos la situación actual en dos breves párrafos.
La Comunidad -luego de no recibir respuesta a una carta enviada, en el mes de abril, al Presidente del INAI, en la cual se solicitaba una explicación por la excesiva demora en la entrega de la Personería Jurídica- a través de una Asamblea decidió viajar a la Capital Federal con el único objetivo de volver al territorio con su Personería Jurídica (situación que creían se solucionaría aclarando cuestiones menores). Sin embargo, tras varias reuniones ocurridas desde el lunes 24 hasta el viernes 28; no hubo respuesta de INAI en lo referido a la entrega de dicho reconocimiento. Es desde esa fecha (24/06) que la Comunidad se encuentra en las oficinas del INAI, en Mitre al 2815, en el Barrio de Once, realizando una ocupación pacífica de la sala de reuniones de dicho organismo.
A partir del viernes 28 de junio la situación se agravó, pues se pidió (por orden “superior”) a los organismos de DDHH y personas de confianza de la comunidad que abandonaran el edificio. La comunidad, aceptó este pedido a los fines de evitar cualquier situación de violencia. Hasta el día de hoy (lunes 1°/07) no se ha podido tener contacto con ellos. Se le ha negado la entrada a toda persona que fuera a peticionar o conocer el estado de situación de los mapuche de la comunidad, incluidos abogados, Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora y el premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel. Vale la pena recordar que, entre los miembros de la comunidad hay dos bebés y una mujer anciana, situación que nos preocupa sobre manera. Sólo reciben comida y otro tipo de ayuda por intermedio de la policía que se encuentra tras la puerta del edificio.
Comienza una nueva semana. En comunicación telefónica pudimos saber que se encuentran bien. Con fuerzas para continuar, con la firmeza y la convicción de aquellos que saben que lo que piden es justo.
[1] El territorio de invernada se encuentra emplazado en la cuenca central de petróleo y gas, principal actividad económica de la provincia. Uno de los impactos centrales de las actividades hidrocarburíferas que allí se desarrollan es la falta de agua y la contaminación ambiental, lo cual afecta gravemente las condiciones de existencia de las comunidades. La veranada está emplazada en zona fronteriza cercana al creciente municipio de Villa Pehuenia.
[2] Ley Nacional N° 23.312 (de Creación del INAI). ARTICULO 2- A los efectos de la presente ley, reconócese personería jurídica a las comunidades indígenas radicadas en el país. Se entenderá como comunidades indígenas a los conjuntos de familias que se reconozcan como tales por el hecho de descender de poblaciones que habitaban el territorio nacional en la época de la conquista o colonización e indígenas o indios a los miembros de dicha comunidad. La personería jurídica se adquirirá mediante la inscripción en el Registro de Comunidades Indígenas y se extinguirá mediante su cancelación.
[3]Expte. N°7061, Año 2009. La comunidad había sido denunciada por “usurpación” por un terrateniente. Sin embargo, en una sentencia inédita, en primera instancia, la jueza Gloria Martina aplicó el derecho indígena, de mayor jerarquía, por sobre el Código Civil. Además, reconoció derechos sobre tierras de veranada (se utilizan sólo una parte del año). La sentencia marca un antecedente importante para decenas de casos en el que empresarios cierran las veranadas de las comunidades indígenas
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