Por: Argimiro Serna
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– Epá pana cómo está la vaina.
– Juanfainfain saint, waints defain, jain, singuiriqusin, chirlijkooosklñ, probando probando. Ajá, está como malo tu traductor.
– Hay que enfocarlo para tu idioma, yo casi siempre lo uso para traducir lo que dicen los carajitos en estos tiempos, que no se les entiende un coño. Así que lo tengo un poco desgraduado. A veces hasta me tengo que calar los peos de alguna mujer y ahí se desgradúa más, pero entremos en materia, por qué asumes una actitud contra occidente, porque Rusia no te acogió?
– En parte, pero también porque yo trabajaba para la CIA, y para estados unidos, y ya tu sabes que es un imperio.
– No te hagas el loco, eso te incluye.
– Si… sí, es verdad, pero también me excluye, porque ese es el asunto aquí. Acepté tu invitación a esta entrevista imaginaria por dos cosas que has dicho muy interesantes, que a casi nadie se le ocurren. Que vivimos en un sistema segregante es una de ellas, la otra es que lo primero que se segregan son los sueños. Y me gustaría que viniera Charles Bukoski para hablar de eso, si no te molesta.
– Bueno, habría que ver cómo está él de ánimo, a mí no me importa.
Llegó charles.
– Juan, faint, chain, saint, chirlikirikichí… aja… aja. Listo. Hola tal yun.
– Tal yun – preguntó Snowden
– Sí, prefiere ese nombre que el que sale en su cédula.
– Pensé que eras Winkleman.
– Ese es un personaje que yo escribo. ¿Qué querías preguntarle al viejo Hank?
– Ese es un personaje que yo escribo – Respondió Bukoski – lo curioso es que sea yo un personaje que escribes tú.
– Sí, es cierto, resulta curioso. Estos acontecimientos tienen siempre varias formas de verse, y a todas hay que dedicarle su tiempo en algún momento de la vida, pero en este momento hay que dedicarle un tiempo a esos dos comentarios que hizo el pana de la nieve.
– ¿Cómo? – preguntó Snowden.
– De la nieve es de donde vienen ustedes. Los nórdicos todos. Si revisamos la historia, y justo a un lado de la memoria, las mitologías, esa guerra permanente, esa invasión constante es como esa necesidad que tengo yo a veces de un poco de violencia, que la heredo de ancestros moros de los tiempos de la invasión de los árabes en España, pero claro, mucho menos que ustedes.
Bukoski intervino en mi asistencia.
– A mí me pasó algo parecido durante un tiempo. Uno tiene esa necesidad de expresión, como dices tú, pero la hay en todas las culturas. Los Caribes también eran así según tengo entendido, incluso mucho peor que los moros y los mismos Vikingos. Los españoles no podían con ellos.
– Es verdad, bueno. Supongo que puedo conectar ese asunto de otra manera que echándole la culpa de la guerra nada más a occidente, digamos que esos sueños del norte son muy diferentes, pero ciertamente esa influencia de tus personajes olvidados del sistema en Los ángeles y todo ese país nos desnutrió mucho aquí. Nos hizo creer que podíamos asumir esa actitud aquí, como si esto fuera igual, como si aquí hubiera un sistema que desvirtuar. La influencia de personajes marginales de un sistema como el de estados unidos nos distraía de la organización que necesitamos en estas tierras para ser felices, para comprender el universo, y para generar una propuesta. El peligro que corremos es el de repetir a occidente, el de asumir como medida de progreso a ese occidente que segrega, que destruye, que a final de cuentas a asumido a todas las técnicas de opresión de grandes disctadores disfrazado de democracia. Por la influencia de Beatnics, anarquistas y Bukiski se formó una generación de jóvenes abúlicos y rebeldes contra un sistema que aquí se define por el dominio de un imperio, no por teorías estructuralistas en lugar de reveldía sirveían al imperio como influjo de desmovilización.
Snowden aprovecho este comentario.
– Ahora entiendo a qué te refieres…
Pero como estaba en plena frase lo interrumpí.
– Es un sistema incompleto el nuestro, apenas comienza a tener sus propias contradicciones, a las que tenemos derecho todos, como todo el mundo. Todo país tiene sus contradicciones, a nosotros se nos repimre eso. Por eso creo que poder consiste en poder equivocarse. Estados unidos se equivoca, con el resto del mundo y con ellos mismos, y mantienen esas equivocacións oprimiendo, usando a otros. Así que la reveldía es una herramienta desmovilizadora. Todo país tiene su corucpcpción. Todo país tiene sus inconsistencia, como hizo Bush cuando no le prestó atención a esa catástrofe donde murió mucha gente de color porque era de color. Aquí tenemos nuestras contradicciones pero estamos tratando de hacer un sistema incluyente, salvo por el fenómeno puntual de nepotismo que se manifiesta en caso puntuales, eso se está cumpliendo. Por eso uno cree en este proceso. Para terminar quería decir que el sistema al cual perteneces te segregó a ti porque quien saque que problema tuviste. Lo más probable es que seas como yo, y como Bukoski, que no nos gustan los jefes, pero es muy diferente cuando naces segregado desde un principio, cuando en la adolescencia descubres, por la actitud de tu novia que comienza a pensar en su porvenir, como me sucedió a mi con una bichita que ahora vive en los estado sumidos por cierto, que no tienes esperanza de ser como tu sueño, como tú propio sueño en el presente, es decir, que tienes que convertirte en un consumidor ejemplar, lo que es un consumidor que participa de los sueños de alguien más, de otra gente, como me sucedió a mí cuando comencé a creerme Bukowski, o un seguidor suyo, cuando resulta que necesitaba participar de la construcción de un país, que debemos luchar todos porque no se convierta en la repetición de un imperio similar a aquel de allá arriba.
– Era tarde cuando me di cuenta de que mi influencia podía ser perniciosa en ese sentido, para toda esa juventud – aclaró el viejo Hank, a quien llamo así por cariño, y también por resumir su nombre sajón. Y continuó
– Yo lo que hice fue exponer con mi literatura, que aprendí de Celine, Jack London, heminwey y Knut Hamsun una crianza completamente al margen, denigrante, aplastada, segregada por todos, y luego un sistema para el cual nunca dejé de ser una mierda, tanto que nos llaman basura blanca. Gente completamente segregada del sistema. Tenemos los peores trabajos, cuando los tenemos, nos tratan peor que a los animales, no tenemos acceso a ninguna ventaja que se pueda decir del imperio, y morimos de depresión. Pero claro, traté de decir también que a través del arte hay una salida, porque convertí todo eso en literatura.
– Es precisamente lo que aquí más nos jode en cierta forma. Que ustedes han creado su espacio de artistas donde se expresan y se alojan los segregados que tienen algún talento. Es lo que sirve para que los llamen el país de las oportunidades. Lamentablemente aquí se está copiando ese modelo. El ministerio de la cultura es el espacio para que algunos, los que no podrían trabajar en la jornada de trabajo, los que no pueden sumarse. El alojo de un montón de parásitos entretenidos con marcas de aparatos costosos sin verdadero talento. Yo creo que de alguna manera el arte se está configurando en Venezuela como una forma de mantener el sistema ese que te segrega. En algún momento todos esos artistas del ministerio de la cultura deben aprender que los sueños están en la construcción de las comunidades, en la construcción de un mundo nuevo. Supongo que por eso ahora se pretende imitar al imperio repitiendo sus géneros como hace con esa película la Casa del Fin de los tiempos, o esa ridiculez de Brecha en el silencio, retomando el costumbrismo según el cual el pueblo no es más que una víctima de algún sern gratuitamente malo, sin constexto, sin trasfondo social, político, ni psicológico si quiera. Esa visión superior del burgués de la ciudad respecto a la provincia, donde pasan tantas cosas, tan diversas.
– Vaya, en ese espionaje que tuve que hacer tanto tiempo no nos hemos enterado de nada de eso, pero es cierto que observábamos el cambio de conducta producto del influjo de literatura como la de Bukoski – dijo el pana Snowden, que por cierto ya se enteró de que el Sifrino Luis Chaten lo está chalequeando y le quiere meter unos coñazos. Y continuó – Observábamos que la gente se desorganizaba con la influencia de nuestras barguandias, las cuales existen allá gracias al robo del resto del mundo y aquí, según tú me dices ahora como que existen gracias al petróleo.
– Sí, exactamente eso es lo que observo. Por eso la influencia de Bukoski fue muy interesante para mí. Yo vi otra cosa. Busqué una forma de ganarme la vida en una jornada de trabajo, infiltrado en la ciudad, aprendiendo a enfrentar a las jefaturas que son las primeras que te ofrecen una cómoda transformación ofreciéndote una pequeña ventaja si te haces la vista gorda ante sus desmanes, sus neurosis, sus carencias afectivas y su mediocridad. Todo eso lo aprendí te tí.
– Pero eso no es revolución – Interviene Snowden. Para mi sorpresa no fui yo el que tuvo que intervenir sino el mismo viejo Hank que le dio respuesta.
– Ese es un enfrentamiento que siempre hay en los trabajos, es una propiedad de la vida del hombre relamente libre, el que paga con esfuerzo su presente. Yo aprendí esa cultura de escritores como los que te nombre antes, que superaban ese modelo de Dostoievski o Scot Fisgeral, simpre deprimidos porque no les pagana por sus libros. Ese enfrentamiento siempre lo va a haber. Los padres que tienen hijos con problemas siempre van a necesitar buscarle lugar de trabajo con tráfico de influencias, por el contrario los hijos que quieran ser más que hijos de alguien, y hacerse hombres libres, tranquilos y felices, buscan su camino, desarrollando un talento y viven independientes, pero no como desea un adolescente, que se va de la casa y se suma a sectas que luego le pasan factura. Independiente de verdad, como el hombre urbano en contra del resto de una humanidad de mierda que con el tiempo se aprende a quererla.
– Precisamente eso es lo que algunos creen. Hay el sueño confundido de que eres independiente si haces lo que un jefe dice para que puedas pagar el alquiler de una casa supuestamente propia, y luego el paso siguiente a las diferentes formas de corrucpcpcpcpción para que ese espacio sea tuya. Luego no podrás discutir nunca el sentido de propiedad. Esa es la trampa con que los sueños se convierten un una trampa lejana, porque se te olvida lo que alguna vez deseaste cuando eras un niño, y te suicidas en muchas formas. Caemos en la trampa que nos lleva a participar de cultura de la propiedad pribada, y el peor de todos es el que compra con lo que gana por distraer a la gente haciendo ese costumbrismo que Guillermo Meneses tanto quiso superar. Aquí los artistas están cayendo en eso, de hacer lo necesario para que el Ministeriod e cultura los haga sentir independientes, pero al costo de hacer lo que otros consideran bueno, no de hacer aquello que alguna vez soñaron, cuando querían ser cineastas.
– Así queda claro la relación que hay entre una sociedad basada en el sentido de propiedad privada y la manipulación y control de los sueños a travez del cine, y cómo participa el artista para mantener ese estatus de cosas. El artista se entrega a la visión burguesa, que no es más que la mediocridad, el retroceso, el constumbrismo, la visión cómoda, si originalidad, sin inventiva. La revolución comenzará en Venezuela cuando los artistas hagan algo más que repetir el modelo costumbrista de la cuarta república o la simple copia de los géneros de Holigood. Por lo pronto agradezco haber hablado contigo. La lucha es esa precisamente. Con los jefes mediocres, pero también contra el formato cinematográfico estricto. Esa es la que nos va a quedar siempre. Contra ellos y contra los artistas que reproducen el sistema y no enfrentan nada porque quieren sentirse independientes.
– Ojalá los morochos Rodriguez recuerden cuando te leían a ti viejo Hank, y recuperen algo de esos sueños que abandonaron cuando viajaron a Europa y comenzaron a sacrificar sus sueños de infancia por un patrón de guión. donde comenzaron a sentirse superiores, siendo un par de torpes nerds, como cualquiera, y asuman que la prebenda que tienen es porque no logran asumir un trabajo verdaderamente digno. Los espacios del arte son nichos para gente disfuncional, entre los que podemos estar todos alguna vez, pero no siempre, y menos creyéndonos superiores.
– Coño tú si escribes – comentó Snowden.
Yo dije para terminar:
Yo dije para terminar:
– Y es lamentable que no haya otra referencia porque ni el Viejo Brigue, en la práctica, se propone superar ese principio de superioridad burguesa. Sólo que él los supera con una noción religiosa ancestral, a la cual se supedida. Pero esa es una cuestión para reflexionar en un guión completo. Porque ese tema es la herencia de una polémica anterior a la del viejo marx, y al parecer sólo puedo tratarla yo, entre otras cosas gracias al viejo Hank.
Cállate ya. Dijeron. Yo estuve de acuerdo.